Hoy tu piel era un sensor activo, receptivo de mis caricias y besos
sensible de cada roce, de cada suspiro, hasta de cada palabra.
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Tu cuerpo de mujer, delicado por naturaleza,
hoy pedía a gritos ser querido...deseaba sentir.
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Lo que la mente pensara pasaba inadvertido
ante el fuerte anhelo y la necesidad que mostraba tu ser.
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Tu sexo palpitaba, tu respiración se agitaba
mis manos volaban y mi mente junto con ellas,
tu cuerpo se estremecía y temblaba
mientras gotas de sudor corrían por nuestra piel.
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Calor, pasión, entrega....
sensaciones intensificadas de manera incomparable
sentir, disfrutar, gozar....
dejando que tu garganta cantase de placer.
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Qué día tan maravilloso, me gustaría repetir,
me gustaría darte otra vez todo lo que pueda de mi
y hacerte de nuevo sentir
tanto cuanto nuestro ser y nuestros cuerpos nos permitan.
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