"Me encanta cuando mi novia dice esa frase con su carita perversa que tanto me gusta simplemente no puedo evitar continuar"

Ayer, día en que completé mis 20 primaveras, pasé mi día con mi mujer y su familia, fuimos a un delicioso sitio donde las aguas termales eran el especial del día. Hube de pasar la noche en casa de ella pues supuestamente la partida sería muy temprano, y yo vivo lejecitos de su casa, así que, para ahorrarnos tiempo y una madrugadota, me quedé ahí, y mis mañanitas me las dieron las hábiles manos de mi mujer, y que a pesar de la espectativa de que mi suegra o mi cuñada pudiera vernos o escuchar nuestras voces cantar al ritmo de la canción. Ningún percanse pasó salvo dar un brinco olímpico a la cama poco después de esas deliciosas mañanitas que ambas disfrutamos.

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Ya por la mañana, en el balneario y dentro del la tibia agua de la alberca, nuestras manos se perdían a ratos en las intimidades de la otra, a veces su mano pasaba "accidentalmente" por mi entrepierna o la mía por entre sus pechos, siempre manteniendo la zona que tocábamos bajo la intranquila agua.

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Después del ajetreado día volvimos a casa, haciendo escala en casa de su abuela donde una deliciosa comida nos esperaba. Justo después de comer subimos a un cuarto desocupado para esperar a que la comida se nos bajara, pero el cuerpo nos traiciona, las manos vuelven a volar y sin vergüenza alguna y con la puerta abierta, empezamos de nuevo con nuestro jugueteo, nuestro toqueteo que al final termina dándonos oleadas de placer. No dejábamos de tener el oído atento a que alguien subiera por las escaleras, cosa que inevitablemente hacía ruido y nos advertía para poder separarnos a tiempo, y apenas tenían un pie abajo y volvíamos a retomar la posición en la que estábamos, dando rienda suelta al movimiento de mis manos en su interior, escuchando cómo su humedad delataba el nivel de excitación que tenía, no estando la mía menos intensa.

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Reíamos entre suspiros, concientes de nuestros actos desvergonzados pero que por el simple hecho de tener el riesgo de ser descubiertas nos estimulaba más, dándonos cuerda para continuar.

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No sé que es lo que sigue, pero a este paso terminaremos haciéndolo en la azotea de su casa con un descaro total o en alguno de los autos en un lote valdío, disfrutándonos mutuamente......NO HAY RESPETO ni por el dónde ni por el quienes, jajajaja. Pase lo que pase, confieso que son experiencias que no se olvidan y que se recuerdan con morbo, gracia y sobre todo con mucho gusto.